www.elcomerciodigital.com, 28 de Julio de 2008
Mariza, Camané y Carlos do Carmo, trinitarios y únicos, pusieron un nudo en la garganta del público que llenó la plaza de toros de Gijón.
Bajo la inspiración de la película que rodara Carlos Saura, 'Fados', que al fin y al cabo se alimentaba a su vez de los protagonistas artísticos de la cinta cerrando un círculo perfecto, la plaza de toros de Gijón acogió ayer a un trío de fadistas de los que cortan las respiración a poco que el espíritu esté despierto.
Mariza, Camané y Carlos do Carmo, tres formas de abordar la esencia de la música portuguesa genuina y un solo amor verdadero. Podría hablarse de tres generaciones. Carlos do Carmo vino al mundo en 1939 y hasta se permitió el lujo de acudir a Eurovisión en 1976, con 'Flor de verde pinho'. Camané es el eslabón intermedio, natural de Oeiras desde 1967, y capaz de extender su registro a los éxitos gloriosos de Broadway, a Los Beatles o a Charles Aznavour. Y Mariza, ay, Mariza continúa produciendo vértigo tal como lo hizo en el Teatro Jovellanos la temporada anterior.
Fue un concierto en el que el tiempo se hizo brujo, se alió con la noche, con la melancolía de calles perdidas que huelen mares, si Pasión Vega nos da permiso para el plagio. Un recital que voló por el aire cálido de la noche gijonesa con las alas de barrios lisboetas que levitan. Mariza, la elegancia de cristal transparente. Camané, explorando cosas del alma. Carlos do Carmo, en el borde de las lágrimas de lluvia. Trinitarios y únicos, poniendo un nudo en la garganta de los más de mil espectadores que acudieron a la plaza.